martes, 30 de diciembre de 2008

No tratemos de aserrar el aserrin

Sería realmente estúpido preocuparse por no poder retroceder y cambiar lo sucedido en el pasado, así sea hace 60 segundos. Muchos hacemos precisamente esto. Evidentemente, podemos hacer algo para “modificar los efectos” de lo sucedido, pero no es posible cambiar el acontecimiento mismo.

Solo hay un modo como el pasado puede ser constructivo: consiste en analizar con calma nuestros errores, aprender de ellos, sacar provecho...y olvidarlos.

Es importante analizar los errores que se cometen en la vida, para aprender la lección de modo duradero. La mayoría de las personas, en lugar de ello, se someten a un suplicio de preocupaciones y aturdimiento. Como consecuencia, en lugar de aprender una lección, continúan por el mismo camino y repiten lo hecho en menor o igual escala.

El señor Saunders contaba que de joven solía preocuparse por todo: los errores cometidos; antes de un examen no dormía y luego de presentarlo tampoco, por temor a ser reprobado, pensaba en lo que había dicho y cómo pudo mejorar sus palabras, etc. Hasta que un día, en clase, un profesor derramó a propósito una botella de leche sobre la alcantarilla. El profesor del dijo: “¡No lloremos nunca por leche derramada!, la leche ya desapareció, todo lo que hiciéramos ahora por reconquistar una sola de sus gotas sería en vano. Con un poco de atención y cuidado la leche jamás se habría derramado, pero ahora es demasiado tarde. Lo único que podemos hacer es olvidarla y pasar a la cosa siguiente.”

Dicho de otro modo, todos podemos aserrar la madera pero no el aserrín. Este ya ha sido aserrado, y así ocurre con el pasado. Cuando uno comienza a preocuparse por cosas que han pasado, no hace otra cosa que aserrar el aserrín.

De allí que la regla número seis sea deje de preocuparse por las cosas que ya pasaron, ya que no puede hacer nada al respecto.












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