martes, 30 de diciembre de 2008

Los pensamientos pueden transformar su vida

La lección más importante que se puede aprender es la importancia de lo que pensamos. Son nuestros pensamientos lo que nos hacen lo que somos. Nuestra actitud mental es el factor X que determina nuestro destino. El mayor problema que toda persona enfrenta es la elección de los pensamientos acertados. Si somos capaces de esta elección, estamos en el camino que conduce a la solución de todos nuestros problemas.


Si tenemos pensamientos felices, seremos felices. Si tenemos pensamientos temerosos, tendremos miedo. Si tenemos pensamientos enfermizos, nos vamos a enfermar. Si nos dedicamos a compadecernos, todo el mundo huirá de nosotros. Existe una gran diferencia entre inquietarse y preocuparse: la inquietud significa comprender los problemas y tomar con calma las medidas para solucionarlos. La preocupación significa dar vueltas enloquecedoras e inútiles a un asunto.


El señor Whaley sufrió de un colapso nervioso antes de su matrimonio, todo le preocupaba, no tenía un empleo suficientemente estable, se sentía agotado y enfermo. Se fue a Florida para cambiar de ambiente, y cuando llegó se sentía peor y cada vez era más terrible su sufrimiento.


Recordó que su padre le había escrito una carta, y la leyó: “hijo mío, estás a 1.500 millas de casa y no te sientes nada mejor ¿cierto?. Sabía que sería así, porque te llevaste contigo la única causa de tus zozobras, que eres tú mismo. No hay nada que ande mal en tu cuerpo o espíritu. No son las situaciones que has pasado lo que te ha puesto así, sino lo que tu piensas de esas situaciones. Cuando comprendas esto vuelve a casa hijo, porque estarás curado”. Le hizo caso y con el tiempo su vida cambió por completo - aprendió que sus pensamientos debían trabajar para él y no en su contra.


La regla número siete es: piense y actúe animosamente y se sentirá animado.












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